En mi vida, me han dicho que corro mucho, para mi el tiempo corre, y me aconsejan que debería dejar de correr y comenzar a caminar, pero, ¿De qué me sirve si tal vez lo que yo quiero es volar?
Me estoy saltando etapas, situaciones por las cuales tal vez debería pasar, las encuentro innecesarias en este minuto, tal vez, lo único que quiero ahora, es que por fín alguien se sienta realmente orgulloso de mí y de lo que he logrado, o tal vez solo quiero sentirme a gusto conmigo misma, poder sonreirles a todo aquel que me ha siquiera insinuado que no llegaré muy lejos, llegar hasta el final, no arrastrarme, no caminar, no correr, sólo volar rápidamente hacia cada meta que me he propuesto.
Quiero enfrentar el viento al golpearme, quiero enfrentar los mínimos detalles, las mínimas complicaciones, quiero enfrentarme a mí misma, enfrentar la realidad y lo que se me ocurra, enfrentarme a todo lo que me rodea, Quiero superarme.
Pero la ironía comienza, en que a veces me gustaría detenerte, querido tiempo. A veces me gustaría detenerte en los detalles que me hacen más feliz, en donde estoy con quienes más quiero, me gustaría detenerte cuando estoy disfrutando de la brisa tibia, de la luna, de las estrellas, de la oscuridad, del frío, del calor, cuando disfruto de los detalles, me gustaría detenerte, querido tiempo.
A veces quisiera que te detuvieras para siempre, que nunca más volvieras a fluir, nunca más volvieras a apurarme, a si quiera mencionarme que voy muy lento o muy rápido, a veces, te odio tiempo.
¿Irónico?
